Las avenidas principales de la capital, vías de comunicación hacia el centro, tanto desde la periferia como desde las ciudades del Gran Tucumán, requieren tareas de mantenimiento constante, así como recuperación más profunda del pavimento. Atenderlas tiene que formar parte de la política cotidiana del área de obras públicas, de modo que el tránsito puede tener fluidez y se aminore el riesgo de accidentes.
Se sabe que en la ciudad hay 7.000 cuadras pavimentadas, de las cuales 5.100 tienen problemas con el pavimento. Así lo describió en noviembre el secretario de Obras Públicas, Luis Lobo Chaklián, al anunciar el lanzamiento del plan para la recuperación del pavimento. En ese momento se describió que se había dividido al municipio en siete sectores para avanzar con los trabajos de mejoramiento y mantenimiento de las calles -unos 40.000 m2 de pavimento con hormigón- en distintos puntos de la urbe, con una inversión de más de $ 4.000 millones. Se ha previsto recuperar y reconstruir aproximadamente 40.000 m2 de pavimento con hormigón. El criterio fue avanzar de la periferia al centro, combinado con la prioridad de las calles principales y aquellas por donde circula el transporte público. Según Lobo Chaklián, con esas obras “se alcanzaría casi un 80% del total de calles del municipio que necesitan mejoras para la transitabilidad”. Hace pocos días se informó que se avanzaba con calles por las que circulan líneas urbanas de colectivos en la zona suroeste de la ciudad -barrios Smata, San Miguel y Manantial Sur-, donde se estaba pavimentando 45 cuadras de 100 como número previsto para los próximos 180 días.
También se informó hace pocos días que las obras de pavimento ya generan un impacto positivo en la zona suroeste de la capital. “Esta obra significa mucho más que el pavimento, porque implica darle tranquilidad al vecino de que ya no deberá convivir con el polvillo y la tierra y que el agua correrá normalmente cuando llueva”, dijo el funcionario.
Al mismo tiempo, dado que desde enero del año 2024 ya se ha recuperado la planta asfáltica municipal ubicada en las Talitas, que ha vuelto a producir 130 toneladas de material por día para ejecutar obras en la ciudad, convendría llevar a cabo tareas de mantenimiento en las zonas críticas de las avenidas, donde hay baches, levantamientos del pavimento y problemas por desbordes cloacales o de agua, o irregularidades por material inadecuado para la circulación intensa. Hablamos de la avenida Mate de Luna (por la que se calculaba en 2017 que circulaban 1.800 vehículos por hora), que tiene irregularidades en la zona del semáforo de Casal, en el monumento al Bicentenario, y cerca de la calle Viamonte y de la avenida América, y baches que son reparados y vuelven a formarse en las esquinas de El Cristo y de la calle Castro Barros. También se trata de la avenida Belgrano (irregularidades en la zona hacia el Este de Ejército del Norte y, ya como avenida Sarmiento, junto a las vías de la calle Marco Avellaneda); de la avenida Francisco de Aguirre (con baches y lagunas de agua o cloacas desde Ejército del Norte hasta el Líbano), Asimismo, la avenida Siria (con irregularidades o con pavimento con levantamientos desde la calle Colombia hasta la Francisco de Aguirre, y con un bache que obliga a frenadas en el semáforo de calle México). Habría que incluir el estudio del estado de Ejército del Norte (con una gran laguna cloacal a la altura de México), de la avenida Jujuy y de la Roca-Kirchner.
Convendría aceitar, mientras se avanza con el plan de recuperación del pavimento, un programa intenso de mantenimiento en estas arterias centrales, por donde ingresan y salen la mayoría de los vehículos que van a la capital, calculados en 2017 por las autoridades municipales en unos 17.656 rodados por hora en horas pico.